La miocardiopatía es una enfermedad del músculo cardíaco y puede afectar a perros y gatos.
En los perros, cualquier raza puede verse afectada, pero parece ser más común en perros de razas grandes, a saber, Doberman, Perro de agua portugués, Boxer, Dálmata, Gran Danés y São Bernardo. El Cocker Spaniel, a pesar de ser considerado un perro de tamaño mediano, también parece ser una raza predispuesta. Los signos clínicos en perros son variados, desde cansancio general y debilidad, intolerancia al ejercicio, síncope (desmayo), membranas mucosas pálidas, tos o dificultades para respirar, dilatación abdominal y muerte súbita.
También en los gatos, cualquier raza puede verse afectada, aunque Maine Coon, British Shorthairs y Ragdolls parecen estar más predispuestos a esta enfermedad. En esta especie, los signos clínicos son más sutiles y estos animales pueden ser asintomáticos (sin ningún signo clínico) o con una ligera disminución de la actividad (tienden a dormir más y disminuir el tiempo de juego), síncope presente (desmayo), dificultades para respirar o muerte súbita.
El veterinario a menudo puede identificar la miocardiopatía antes de que se manifiesten los signos clínicos, a través de la auscultación cardiopulmonar, es decir, mediante la detección de un soplo (un sonido anormal entre los latidos del corazón), en los casos en que está presente.
Si tiene un animal geriátrico, realice chequeos regulares con su veterinario para detectar enfermedades como la miocardiopatía de manera temprana.